Aliadas visita la exposición ‘‘AQUÍ Y AHORA. Intervenciones anticoloniales‘‘
En diciembre Aliadas recibió un mensaje muy especial: Joanne Rodríguez, curadora en el museo Ludwig de Colonia, nos invitaba a una visita guiada en español para mostrarnos el octavo proyecto de la exposición «HIER UND JETZT. Antikoloniale Eingriffe» («AQUÍ Y AHORA. Intervenciones anticoloniales»), en la que cuatro artistas de varios países Latinoamericanos (Honduras, México, Chile y Perú) que viven en Europa son los/las protagonistas. Con su mirada crítica, eligieron algunas obras de artistas modernos clásicos expuestas de manera permanente en el museo Ludwig para cuestionarlas críticamente desde un punto de vista anticolonial y ofrecernos modelos nuevos de reproducción artística.
Joanne como curadora de la muestra y los/las artistas-activistas que participan en la exposición alzando su voz y mostrando diversidad están comprometidos/as con un discurso antirracista y anticolonial, al igual que Aliadas. Por ello, varias de las socias se apuntaron el 14 de enero a esta inmersión artística de la mano de Joanne y una de las colaboradas artísticas, la mexicana Paloma Ayala. Ese día hicimos un recorrido amplio, pues las intervenciones individuales de la exposición están repartidas por todo el edificio y se entremezclan con las obras fijas, en vez de encontrarse aisladas.
En la primera parte de la visita descubrimos distintas intervenciones sonoras del artista hondureño Pavel Aguilar, que presenta varios instrumentos muy presentes en Latinoamérica. La primera obra del recorrido fue la quijada con dientes de oro ‘’Golden Rhythm’’, un instrumento de percusión originario de África hecho con la mandíbula de un burro. La segunda intervención fue una de las seis güiras de calabaza que se encuentran en distintos espacios del museo y al alcance del público para producir sonido. El artista también presenta caracolas como instrumentos de viento y acordeones en colores llamativos con mensajes antipatriarcado en alemán, inglés y español. Con su aportación musical nos hace pensar sobre el tema de la apropiación indebida de objetos culturales. El hecho de que el artista use oro en la quijada no es casual, sino una crítica al poder colonial, que explotó tierra y personas con el fin de acumular riquezas.
En segundo lugar escuchamos la historia de la acción colectiva sobre la explotación de chocolate por parte de europeos que Paula Baeza Pailamilla organizó el 12 de octubre para denunciar los abusos en la producción de chocolate, entre ellos el trabajo infantil. El museo Ludwig es el lugar clave para presentar esta obra de la artista mapuche, pues se fundó en 1976 tras recibir la donación de más de 300 obras por parte de los coleccionistas Irene y Peter Ludwig, cuya fortuna se debía precisamente a la distribución de chocolate. Paula llama la atención sobre el hecho de que la historia del museo – y no solo las obras que este acoge – presenta huellas de la época colonial. Su escenificación de chocolate se encuentra enfrente del mural de Minerva Cuevas, que muestra representaciones simbólicas pre-coloniales de deidades mayas, el árbol de chocolate, un mono y un pez, además de varios logos de bancos europeos. Ambas obras son una crítica a la explotación económica colonial y a la pérdida de formas autóctonas de comercio que tenían los pueblos indígenas.
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En tercer lugar, la artista Paloma Ayala nos presentó su propio espacio de resistencia colonial que rompe esquemas, pues en él ofrece arte al alcance de la mano de todos/as los/as visitantes: cualquiera puede crear figuras de barrio sin cocer y dejarlas en las estanterías de la sala, interviniendo así directamente en el arte que se presenta en el museo. Su idea es romper con las relaciones de poder y jerarquía y decidir como persona del sur global y migrante que todo lo que allí se realiza es arte hecho desde la emocionalidad, las memorias y las distintas experiencias. Cada vez que Paloma vuelve al museo se alegra de observar cómo su colección está en movimiento: más y más figuras en las estanterías de madera y una mesa de trabajo siempre ocupada por personas trabajando la cerámica. Cuando acabe la exposición, el 5 de febrero, este lodo será reutilizado y, de esta forma, sigue siendo sostenible.
La visita guiada continuó con la obra de Max Ernst de 1926, que la peruana Daniela Ortiz eligió para pintar una serie de cuadros en los que denuncia el feminismo blanco y los malos tratos de menores de edad en centros de acogida y campos de refugiados/as financiados por el estado patriarcado. Basándose en un ejemplo real del colombiano Jesús Ánder en España da visibilidad a todos los casos de menores fallecidos en estos lugares y denuncia a personas involucradas en el ámbito político, en su caso a tres ministras españolas como aliadas del patriarcado.
Al final del recorrido visitamos la biblioteca anticolonial y echamos un vistazo a los libros para adultos y niños expuestos. En la pared de la sala hay un mural participativo en que cada persona puede responder a las siguientes preguntas: ¿cómo actuar dentro de estructuras sociales coloniales? y ¿cómo conseguir que el museo tenga una visión anticolonial en el futuro para abrir el espacio a otras formas de arte?
De regalo nos llevamos un glosario impreso que aborda términos anticoloniales en inglés y alemán, además de ideas para implementar en las actividades de Aliadas de este año. ¡Estad atentos/as a nuestro boletín de noticias para ver cómo nos inspiró la visita cultural! Recordando que la entrada a museos el primer jueves de cada mes es gratuita para personas residentes en Colonia, nos despedimos animando a todas/os nuestras/os Aliadas/os a visitar la exposición antes de que finalice para reflexionar sobre la historia colonial.